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El Cementerio de Torrero, ubicado en Zaragoza, no solo es un lugar de reposo eterno, sino también un espacio cargado de historia y memoria colectiva. A lo largo de sus más de 150 años de existencia, este cementerio ha visto la instalación de diversos monumentos que recuerdan momentos cruciales de la historia española, especialmente de la Guerra Civil y la posguerra. A continuación, se detallan algunos de los monumentos más significativos de este lugar.

En este artículo de Funeraria Aragón, hacemos un recopilatorio sobre los monumentos más importantes del cementerio de Torrero en Zaragoza y toda su historia.

Monumento conmemorativo de la fosa común

Uno de los monumentos más emblemáticos del Cementerio de Torrero es el Monumento Conmemorativo de la Fosa Común. Esta escultura, obra de José Bueno Gimeno, se erige frente a la fosa común del cementerio. La obra, realizada en 1918 y colocada en su ubicación actual en 1919, fue posible gracias a una propuesta popular respaldada por el diario Heraldo de Aragón y financiada mediante las donaciones de sus suscriptores.

La escultura, de dos metros de altura, representa a dos hombres desnudos llevando el cadáver de un tercero, también desnudo. Esta imagen poderosa y cruda busca rendir homenaje a los desconocidos que descansan en la fosa común, muchas veces olvidados por la historia oficial. Cada 1 de noviembre, Día de Difuntos, es habitual ver ofrendas florales a los pies de este monumento, como muestra de respeto y recuerdo a los fallecidos.

Monumento al altar patrio

Otro monumento significativo en el Cementerio de Torrero es el Monumento al Altar Patrio, dedicado a las víctimas franquistas de la Guerra Civil. Este monumento es representativo de los numerosos memoriales erigidos en España durante la dictadura de Francisco Franco.

Inicialmente ubicado en la Plaza del Pilar, fue trasladado al cementerio de Torrero posteriormente. El monumento consiste en un imponente altar de hormigón armado revestido de piedra de la Puebla, coronado por una gran cruz. Con una altura total de 21,5 metros y una anchura de 28,5 metros, este monumento es obra de Ramiro Moya Blanco, Manuel Laviada, Luis Moya Blanco y Enrique Huidobro Pardo. Inaugurado en 1953 bajo el nombre original de Monumento a los Héroes y Mártires de Nuestra Gloriosa Cruzada, se construyó en un periodo de nueve años, con dos años adicionales para decidir el proyecto.

Monumento «A cuantos murieron por la libertad y la democracia 1936-1939 y postguerra»

El monumento titulado «A cuantos murieron por la libertad y la democracia 1936-1939 y postguerra» es un homenaje a todas las víctimas de la Guerra Civil española. Inaugurado el 1 de noviembre de 1980, este sencillo pero significativo monumento consiste en un monolito de granito de 196 cm de altura con una inscripción que le da nombre. Este memorial simboliza el reconocimiento y el respeto hacia aquellos que lucharon y perdieron la vida en defensa de la libertad y la democracia durante y después de la contienda.

Este monumento se erigió en un contexto de exhumación de cadáveres de las fosas comunes de víctimas republicanas en Zaragoza, marcando un esfuerzo por recordar y honrar a aquellos que habían sido olvidados durante décadas de silencio y represión.

Importancia histórica y social

Los monumentos del Cementerio de Torrero no solo son testimonios de un pasado doloroso, sino que también representan un esfuerzo por mantener viva la memoria histórica y promover la reconciliación y el respeto. Cada uno de ellos, con sus historias y simbolismos, invita a reflexionar sobre los horrores de la guerra y la importancia de recordar para no repetir los errores del pasado.

Visitas y reflexión

Visitar estos monumentos ofrece una oportunidad única para conectar con la historia desde una perspectiva humana y emotiva. Cada monumento tiene su propio significado y contexto, y juntos forman un conjunto que narra la historia de una ciudad y de un país marcado por conflictos, pero también por la esperanza y la lucha por un futuro mejor.

El Cementerio de Torrero es, por tanto, más que un lugar de descanso final; es un espacio de memoria colectiva y de reconocimiento a aquellos que, en distintos momentos de la historia, dieron su vida por causas que trascendieron su existencia individual. Visitar estos monumentos es una forma de rendirles homenaje y de aprender de su legado.

Artículo por Funeraria Aragón, funeraria en Zaragoza con más de 40 años de experiencia.