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El Cementerio de Torrero, situado en Zaragoza, es un reflejo de la evolución de las prácticas funerarias y de la gestión de espacios públicos en España desde finales del siglo XVIII hasta la actualidad. Este lugar no solo es un sitio de descanso final para miles de zaragozanos, sino también un testimonio de la historia y cultura de la ciudad.

Esperamos que este artículo de Funeraria Aragón, la funeraria de Zaragoza con más de 40 años de experiencia, os guste y os sea de agrado

Los inicios de los cementerios municipales

Durante los últimos años del siglo XVIII y los primeros del siglo XIX, se emitieron numerosas órdenes y decretos que obligaban a los ayuntamientos españoles a construir cementerios municipales. La medida más efectiva fue el decreto de las Cortes del 1 de noviembre de 1813, que ordenaba la creación de cementerios provisionales en toda España para centralizar los enterramientos, poniendo fin a la dispersión de sepulturas en diversos lugares dentro de las ciudades.

Tradicionalmente, en Zaragoza, como en muchas ciudades españolas, los entierros se realizaban en el interior de las iglesias, en cementerios parroquiales y en conventos. Desde 1791, el Real y General Hospital de Nuestra Señora de Gracia tenía un cementerio en el camino a la Cartuja de la Concepción para los fallecidos sin sepultura propia. Este cementerio se convirtió, a partir de 1814, en el cementerio provisional ordenado por el decreto, manteniendo su función hasta septiembre de 1823.

Fundación del cementerio de Torrero

La historia del Cementerio de Torrero comenzó formalmente en 1823, cuando el Ayuntamiento de Zaragoza inició gestiones para construir un cementerio permanente en la margen derecha del Canal, en la zona llamada Monte de Torrero. Las obras comenzaron el 30 de noviembre de 1832, adjudicándose en subasta a Bernardo Nobella por 152,000 reales de vellón. Tras varias dilaciones, el cementerio fue inaugurado y bendecido el 2 de julio de 1834 por el arzobispo Bernardo Francés Caballero.

Desarrollo y ampliaciones

El cementerio original ocupaba unas sesenta mil varas cuadradas. En 1844, se inició la construcción de la calle central del cementerio, y en 1866 se edificó la primera manzana de nichos. El 6 de febrero de 1867, el cementerio pasó a ser completamente administrado por el municipio.

A lo largo del tiempo, el cementerio experimentó varias ampliaciones. La primera, entre 1935 y 1936, se realizó tomando terrenos a la izquierda de la entrada principal. En 1966, se incorporaron los cementerios civil, musulmán, evangélico y alemán, previamente separados. Actualmente, el cementerio de Torrero abarca 405,642 m² y cuenta con un complejo funerario moderno inaugurado en 1974, que incluye instalaciones para ceremonias de todas las confesiones religiosas, velatorios, autopsias, cámara frigorífica y horno crematorio.

Figuras ilustres y monumentos funerarios

Numerosos personajes ilustres están enterrados en el Cementerio de Torrero. Entre ellos se encuentran:

  • Agustín Alcaide Ibieca (1778-1846), jurista e historiador.
  • Miguel Salamero, defensor de la ciudad durante el primer sitio de Zaragoza.
  • Joaquín Costa (1846-1911), político y escritor, figura clave del Regeneracionismo.
  • Mariano de Cavia (1855-1920), periodista.
  • Miguel Fleta (1897-1938), tenor.
  • Pilar Bayona (1897-1979), pianista.
  • José Camón Aznar (1898-1979), historiador del arte y mecenas.

El cementerio es también notable por sus monumentos funerarios. La arquitectura funeraria en Torrero presenta una variedad de estilos, desde el clasicismo hasta el neogótico y el modernismo. Los panteones y capillas funerarias a menudo combinan arquitectura y escultura, convirtiendo el cementerio en un museo al aire libre.

La guerra civil y sus consecuencias

Durante la Guerra Civil Española, Zaragoza cayó en manos franquistas desde el inicio, y el cementerio de Torrero fue testigo de numerosos fusilamientos de republicanos, cuyos cuerpos fueron enterrados en fosas comunes. Estas fosas fueron exhumadas en 1980. Además, se crearon zonas específicas para el enterramiento de tropas extranjeras del bando franquista, incluyendo italianos, musulmanes orientados hacia La Meca y un cementerio alemán.

Ampliaciones modernas y estructura actual

El cementerio ha continuado expandiéndose a lo largo del siglo XX y XXI. La última ampliación significativa se realizó en 2002, con la apertura de un nuevo edificio de atención al público. Hoy en día, el Cementerio de Torrero no solo sirve como lugar de descanso final, sino también como un espacio que refleja la rica historia cultural y social de Zaragoza.

El Cementerio de Torrero, con sus tumbas, panteones y capillas, sigue siendo un lugar de memoria y homenaje, preservando la historia y el legado de Zaragoza y sus habitantes.